Cómo empezar a meditar en casa

como empezar a meditar en casa

Cada vez son más las personas que deciden comenzar a meditar por los beneficios que aporta a la salud física y mental. Sin embargo, no siempre resulta fácil saber por dónde empeza y cómo hacerlo. Meditar en casa es una excelente opción para ir integrando esta práctica en nuestra rutina diaria de forma sencilla. Veamos algunas claves para que puedas meditar en la tranqulidad de tu hogar.

Preparando el espacio

Lo primero será buscar un rincón tranquilo de nuestro hogar donde podamos estar sin interrupciones al menos durante unos minutos. Puede ser un pequeño espacio en la habitación donde duermes o el salón. Lo ideal es que podamos sentarnos cómodamente en el suelo o sobre un cojín, manteniendo la espalda recta pero sin tensiones. También podemos usar una silla o incluso tumbarse si se prefiere. Pero si te acuestas, corres el riesgo de quedarte dormido.

Simplificando: la respiración como ancla

Cuando somos novatos, intentar meditar enfocándonos solo en la respiración suele ser la opción más sencilla y efectiva, porque la mente tiende a divagar. Sentados en nuestra postura elegida, vamos a cerrar los ojos con suavidad y focalizamos toda nuestra atención en la entrada y salida del aire.

No hace falta forzar o alterar el ritmo respiratorio natural, simplemente sentirlo tal cual es, como olas que van y vienen.

Aceptando las distracciones

Es completamente normal que, al poco tiempo de cerrar los ojos, comiencen a llegar todo tipo de pensamientos a nuestra mente. Preocupaciones, planes, recuerdos…No debemos frustrarnos por ello. Las distracciones son parte del proceso. Cuando notemos que la mente divaga, observamos esos pensamientos sin juicio y regresamos con amabilidad nuestra concentración a la respiración. Esta es la esencia de la meditación.

Comenzando poco a poco

Al principio, es mejor empezar con sesiones cortas de 5 o 10 minutos para no forzarnos. Lo importante es ser constantes y incorporar la meditación como un hábito agradable en nuestro día a día.

Poco a poco iremos incrementando el tiempo de forma natural. No se trata de meditar horas, los estudios científicos aseguran que con 20 minutos diarios ya se obtienen notables beneficios tanto físicos como mentales.

Un consejo que te doy para que no te pese el tener que meditar, elige una hora en la que no tengas que hacer nada. Yo por ejemplo, medito justo antes de irme a dormir, cuando ya estoy incluso con el pijama puesto. De esta manera no te costará nada, te irás a dormir con la mente tranquila y dormirás como un bebé

Complementando con sonidos relajantes

Una buena idea para facilitar la calma durante la meditación en casa es de fondo algunos sonidos suaves de la naturaleza como el canto de pájaros, el viento entre los árboles o el fluir de un río. Existen muchas grabaciones al efecto que podemos encontrar en internet. La música new age o clásica también puede ayudar a abstraernos.

Persistiendo con paciencia

Cuando comencemos a meditar, es normal que nuestra mente esté más activa que nunca generando un torbellino de pensamientos que podrían distraernos. Es lo más normal.

Por esta misma razón, no hay que desanimarse ni tampoco juzgarnos. La meditación requiere práctica y paciencia para calmar la mente. Si insistes día a día verás cómo progresas, y los beneficios los tendrás a la vuelta de la esquina. Te animo a que pruebes esta práctica desde la comodidad de tu hogar. Seguro que tu cuerpo, pero sobre todo tu mente, te lo agradecerán.