¿Cuáles son los dones del Espíritu Santo?

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Los dones del Espíritu Santo, son gracias especiales que Dios concede a los creyentes, para vivir de forma plena la vida cristiana y cumplir su voluntad. Según la tradición católica, existen siete dones que complementan y mejoran las virtudes otorgadas. Conocerlos nos ayuda a abrirnos fácilmente a la acción del Espíritu en nosotros.

Sabiduría, comprender desde Dios 

El don de la sabiduría, es una gracia que nos permite juzgar todas las cosas según Dios. Saboreando lo divino, en lo humano. Nos lleva a ver el mundo, con los ojos y valores de Dios. Nos da una perspectiva sobrenatural. Este don nos impulsa a buscar lo eterno y transcendente.

Entendimiento, profundizar las verdades divinas 

El don de entendimiento complementa a la sabiduría. Si ésta nos da el sabor de las cosas divinas, el entendimiento nos proporciona una comprensión más profunda de las verdades reveladas, y los misterios de la fe. Es una luz que ilumina nuestra mente, para comprender mejor el significado del mensaje de Dios.

Consejo, discernir la voluntad de Dios 

El consejo es un don muy valioso, para la vida ordinaria del cristiano. Nos asiste con luz práctica para juzgar y discernir en cada situación concreta lo que es bueno y lo que es malo, lo verdadero de lo falso. De este modo, podemos tomar decisiones acordes a la voluntad de Dios en medio de las encrucijadas cotidianas. 

Fortaleza, firmes en la fe 

El don de fortaleza, nos proporciona firmeza interior necesaria para afrontar tentaciones, dificultades, tribulaciones e incluso persecuciones por nuestra fe. Es una gracia, que infunde valor y energía espiritual para mantenernos firmes en las virtudes teologales, y no desfallecer cuando aparezcan los problemas.

Ciencia, descubrir a Dios en lo creado 

El don de ciencia, nos permite juzgar rectamente, las cosas creadas en su verdadera relación con Dios. Nos lleva a descubrir en cada realidad terrena, en cada acontecimiento y criatura, los vestigios del Creador, los signos de su presencia y acción amorosa. Todo se convierte así en ocasión de unión con Dios. 

Piedad, vida de hijos y hermanos 

El don de piedad, cultiva en nosotros la conciencia de ser hijos muy amados del Padre celestial. Nos ayuda a tratar a Dios con veneración filial y amoroso temor. A la vez, nos permite ver a los demás como hermanos en Cristo. Siendo solícitos en nuestras relaciones fraternas y en la ayuda a los necesitados.

Temor de Dios, evitar el pecado 

El don de temor de Dios, nos infunde un gran respeto y admiración reverencial hacia la infinita grandeza de Dios. Llevándonos a evitar cuidadosamente el pecado. y todo lo que nos separe de Él. Es un temor filial, que nace del amor y reconocimiento de la santidad divina. Los dones del Espíritu Santo, son indispensables para vivir la plenitud de la vida cristiana, según los deseos de Dios. Dejémonos guiar por el Espíritu Santo. Abriéndonos con humildad y docilidad, a estos regalos del cielo.