La eisoptrofobia: Cuando el reflejo se convierte en terror

eisoptrofobia

Hay miradas que petrifican. En especial, la propia. Para los que padecen eisoptrofobia, enfrentarse a su reflejo en el espejo provoca un miedo paralizante, un ataque de pánico. La sola idea de ver su imagen les resulta insoportable.

¿De dónde surge este rechazo? ¿Cómo conviven quienes lo sufren? Analicemos con detenimiento los orígenes, síntomas y opciones de tratamiento para la eisoptrofobia.

Orígenes de un temor ilógico

Como en toda fobia, en la eisoptrofobia influyen factores ambientales y biológicos. Algunas teorías apuntan a:

  • Experiencias traumáticas frente a espejos en la infancia. Por ejemplo, verse distorsionado en un espejo de feria y no reconocer el propio rostro. O una burla durante el desarrollo de la imagen corporal.
  • Creencias de que los espejos "roban el alma". Desde tiempos remotos, las culturas les atribuyen poderes sobrenaturales por ese efecto especular tan desconcertante.
  • La idea del "doble". El reflejo genera la ilusión de otra presencia idéntica pero independiente, lo que provoca rechazo. Es como tener frente a un gemelo malvado y ajeno.

Sea cual sea el desencadenante, el resultado es una fobia que causa intenso malestar.

Síntomas físicos y emocionales

Al enfrentar un espejo, las personas con eisoptrofobia sufren reacciones tanto corporales como psicológicas:

  • Taquicardia, sudoración, temblores, náuseas. El cuerpo entra en estado de alerta máxima.
  • Hiperventilación, sensación de ahogo. La respiración se vuelve elaborada.
  • Terror paralizante. Imposibilidad de moverse o apartar la mirada del reflejo.
  • Desrealización, despersonalización. Sensación de enajenación de la propia identidad.
  • Ideas obsesivas de distorsión del rostro, o de que el reflejo cobrará vida propia.

Los síntomas varían en intensidad, pero todos resultan angustiantes y limitan la vida cotidiana de los afectados. Salir de casa cada día se convierte en una auténtica pesadilla ante la posibilidad de encontrarse con algún espejo. Gracias a los profesionales de la salud mental, hay opciones terapéuticas para superar todo tipo de fobias, y esta no es una excepción. Con el tratamiento adecuado es posible dar carpetazo a este miedo irracional y poder volver a vernos en un espejo.

Tratamientos: psicoterapia y fármacos

Lo más recomendado es iniciar una psicoterapia, preferentemente de tipo cognitivo-conductual. Se busca identificar los pensamientos catastróficos asociados a los espejos para luego desmontarlos de forma racional. También se realizan ejercicios de exposición gradual a los reflejos, primero con espejos pequeños, luego de cuerpo completo. Esto permite habituarse paulatinamente a la propia imagen hasta neutralizar la ansiedad.

En algunos casos se indican antidepresivos o ansiolíticos como apoyo farmacológico para aliviar los peores síntomas mientras se avanza en la terapia recibida.

Con paciencia, compromiso y apoyo profesional es posible superar por completo la eisoptrofobia. El sufrimiento tiene fecha de caducidad si nos proponemos mirar nuestros miedos de frente, incluso en el espejo. Siempre existe una salida cuando hay disposición genuina a encontrarla.

Referencias

  • American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). Arlington, VA: American Psychiatric Publishing.
  • Rachman, S. (2004). Fear of contamination. Behaviour Research and Therapy, 42(11), 1227-1255.
  • Veale, D., & Riley, S. (2001). Mirror, mirror on the wall, who is the ugliest of them all? The psychopathology of mirror gazing in body dysmorphic disorder. Behaviour Research and Therapy, 39(12), 1381-1393.