Más allá de la muerte: El viaje espiritual de Elisabeth Kübler-Ross

elisabeth kübler ross

La muerte siempre se ha considerado el enemigo máximo del ser humano. Es ese viaje desconocido del que nadie ha vuelto para contarlo, que ha aterrorizado a la humanidad desde el principio de los tiempos.

¿Qué hay al otro lado? ¿Existe el cielo y el infierno? ¿O solo hay oscuridad y después… nada?
Elisabeth Kübler-Ross, una psiquiatra suiza nacida el 8 de Julio de 1926, dedicó toda su vida a arrojar un poco de luz sobre el misterio final de la vida. Esta es la historia de cómo su empatía revolucionaria transformó para siempre nuestra relación con la muerte.

Una joven idealista

Lizzy, como cariñosamente la llamaban sus amigos, soñaba con un mundo más compasivo. Desde pequeña demostró una inusual conexión emocional con el sufrimiento humano.

Cuando estaba estudiando medicina en Zurich, esta sensibilidad se convirtió en una revelación. ¿Cómo era posible que los hospitales trataran a los pacientes moribundos con tal frialdad y distancia? Aislados, ignorados, tratados como un trozo de carne pasando por un trámite incómodo.

Lizzy no podía aceptarlo. Durante la Segunda Guerra Mundial llegó a ejercer como voluntaria en distintos centros hospitalarios, es aquí donde convivió con la cara más cruda de un médico: la muerte.

Su interés por el proceso de morir

Impulsada por una mezcla de curiosidad e indignación, Lizzy empezó a sentarse junto a los pacientes terminales. Tomaba sus manos, a veces durante horas, y los escuchaba. Necesitaba entender qué sentían, cómo vivían estas personas el final de sus vidas. Y descubrió un patrón que se repetía en cada uno de sus pacientes.

Sus pacientes encontraban paz, al expresar sus emociones contenidas, al exteriorizar sus miedos y esperanzas ante una oyente compasiva, una acompañante. Muchos le confesaban no tener miedo a la muerte sino al sufrimiento que produce el camino final. Otros decían haber vislumbrado el más allá en sueños: un lugar de luz y reencuentros.

Las fases del duelo de Kübler-Ross

Basada en estas reveladoras conversaciones, Kübler-Ross desarrolló su teoría de las 5 etapas del duelo ante la muerte: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Por primera vez la psiquiatría ofrecía un modelo para entender el dolor de despedir la vida. Las ideas de Lizzy rápidamente circularon entre colegas y el público general. De pronto la humanidad tenía un lenguaje para hablar de lo inefable. Elisabeth, tenía la certeza que había algo más tras el velo de esta realidad.

La muerte no existe

Elisabeth Kübler-Ross llegó a una conclusión muy controvertida sobre la muerte. Afirmaba que, tras estudiar miles de casos y experiencias cercanas a la muerte, había comprendido que la muerte como tal no existía. Según Kübler-Ross, lo que llamamos "muerte" es simplemente el paso de la consciencia individual a otra forma de existencia.

En sus propias palabras: "La muerte no existe, la vida continúa eternamente. La muerte es simplemente el término del estado físico presente. El espíritu, la personalidad con sus recuerdos, no mueren sino que siguen existiendo".

Kübler-Ross relataba que muchos de los pacientes con los que habló tuvieron, sueños y ECM's (Experiencias cercanas a la muerte) antes de fallecer. Y en ellos no veían oscuridad o vacío, sino un lugar idílico lleno de luz donde eran recibidos por familiares y amigos muertos previamente.

Esto la llevó a concluir que la consciencia persiste más allá de la muerte física, en una realidad no física que nuestros sentidos actuales no pueden percibir. Por ello, para Kübler-Ross, la muerte no debe ser temida, sino entendida como parte de un ciclo natural de la existencia. Una puerta más hacia la continuidad de la consciencia individual. Sus ideas, como es de esperar, generaron tanto fascinación como escepticismo. Pero sin duda alguna transformaron para siempre la forma en que la ciencia y la sociedad enfrentan el misterio final de la muerte.

La mariposa de Elisabeth Kübler-Ross

La mariposa tenía un profundo significado simbólico para Elisabeth Kübler-Ross. Ella la adoptó como una representación de la transformación del alma después de la muerte.

Según contaba la psiquiatra, este interés por las mariposas nació de una vivencia durante su niñez. Cuando tenía cinco años vio morir a una de sus polillas favoritas y se puso muy triste pensando que había desaparecido para siempre. Pero luego, para su alegría, salió del capullo una hermosa mariposa.

Años más tarde, cuando empezó a trabajar con pacientes terminales, Kübler-Ross hizo la conexión entre esa metamorfosis de la mariposa y la que, creía ella, experimentan nuestras almas después de la muerte física. Así como la oruga se transforma en una criatura alada, libre y luminosa, nuestro espíritu persistiría más allá de la muerte reencarnado en otra forma de existencia.

De esta manera, para Kübler-Ross la mariposa se convirtió en un símbolo de esperanza, en la promesa de que la vida continúa en un plano invisible: "La muerte es solo el capullo que el alma teje alrededor de sí misma, para poder emprender su metamorfosis con las alas del espíritu desplegadas".

Incluso en su lápida se mandó grabar la imagen de una mariposa, para expresar su creencia de que su propia consciencia persistía en otro nivel de realidad. Sin duda es un símbolo que sintetiza, de manera poética, la visión única y esperanzadora que esta psiquiatra visionaria tenía sobre el misterio de la muerte.

Un legado de amor

Kübler-Ross no se detuvo ahí. Recorrió el mundo dando emotivas charlas, formó grupos de apoyo y hasta creó centros modelados en su visión radical de cuidados al moribundo. Ella seguía tomando la mano de desconocidos al final del camino, mirándolos a los ojos con empatía infinita para recordarles que no estaban solos.

Que alguien les acompañaría en el misterio final con amor. Cuando ella misma murió en 2004, dejó un legado eterno. Gracias a Elisabeth, hoy podemos consolar mejor a nuestros seres queridos en su lecho de muerte. Y quizás atrevernos a vislumbrar, como ella, que la muerte no existe. Solo un tránsito más de esta maravillosa experiencia que es la vida.