Meditación Vipassana: Guía para practicar en casa

meditacion vipassanameditacion vipassana

La meditación vipassana es una práctica milenaria originada en la India. Se basa en la observación consciente de las sensaciones corporales, los pensamientos y las emociones sin juzgarlos. Es decir, al contrario de lo que muchos piensan, no debemos evitar ningún pensamiento, al contrario. La medtacióin Vipassana te incita a que 'observes' estas rumiaciones y las dejes ir. Porque son solo eso, rumiaciones que no llegan a ninguna parte.

Si la practicas de manera correcta te puede aportar múltiples beneficios. Por ejemplo te ayuda a reducir el estrés. Verás como aumenta la claridad mental y también te ayuda a entender mejor tu propia mente.

Sentarse en silencio

Lo primero es buscar un lugar tranquilo en casa donde no vayamos a ser interrumpidos. Puede ser en el salón, el dormitorio o incluso el jardín si hace buen tiempo.

Una vez que encuentres un pequeño refugio, nos sentamos cómodamente con la espalda recta, bien apoyados en una silla o en el suelo. Cerramos los ojos y durante unos minutos nos limitamos a respirar hondo y escuchar los sonidos a nuestro alrededor.

Observar las sensaciones

Tras tomarnos un tiempo para aquietar la mente, empezamos a poner atención a las sensaciones de nuestro cuerpo. Notamos cualquier molestia, calor, frío, cosquilleo… No intentamos cambiar nada, simplemente observamos de forma neutra lo que está sucediendo en el momento presente. Igualmente, registramos pensamientos y emociones fugaces sin apegarnos a ellos. Como cuando miramos pasar las nubes en el cielo. No es necesario hacer más.

Soltar y dejar ir

A medida que nos adentramos en este estado de consciencia, aprendemos a no aferrarnos a nada. Si sentimos dolor, lo reconocemos sin dramatismo. Si la mente divaga entre recuerdos, planes o ensoñaciones, los dejamos ir suavemente. No hay bien, no hay mal. Sea lo que surja, lo acogemos con calidez para luego soltarlo. Momento a momento, vamos desidentificándonos del contenido de la consciencia para llegar a tu verdadera identidad.

La impermanencia de todo

Al cabo de unos minutos visualizando el ir y venir de nuestras sensaciones, pensamientos o emociones, debemos reconocer su naturaleza impermanente. Nada dura, todo se transforma. Las molestias físicas van y vienen, ningún estado emocional es permanente, los pensamientos se suceden inconteniblemente. Esta comprensión de la impermanencia nos lleva a un estado de ecuanimidad y paz interior.

Profundizar la práctica

Con paciencia y regularidad, la meditación vipassana nos conduce a estados meditativos más profundos. La mente se aquietar hasta volverse un lago en calma, un espejo que refleja la realidad sin distorsiones. Entonces, en lo más hondo de nosotros, descubrimos una dicha inefable que no depende de nada externo.

Algunos consejos útiles

Para aprovechar al máximo los beneficios de esta práctica te recomiendo meditar a diario aunque solo sean 10 minutos. También puedes apoyarte en audios guiados, aplicaciones o grupos de meditación presenciales. Ten siempre una actitud receptiva a lo que vaya surgiendo. Y no intentes forzar ningún estado, solo fluye. Verás como sientes lo beneficios incluso a corto plazo.

Los obstáculos del camino

Es normal encontrar dificultades en un primer momento. Quizás nos invada la somnolencia, nos distraigamos fácilmente o nos frustremos por no lograr esa quietud mental. No pasa nada. Se trata de volver siempre con amabilidad al momento presente. Poco a poco ganaremos en concentración, claridad y visión interior.

Si te distraes con pensamientos futiles como hace la compra diaria, no te frustres. Háblate con empatía y recita mentalmente "Vuelvo a casa", para aquietar de nuevo tu mente.

Paciencia y constancia

Como cualquier habilidad, desarrollar la meditación requiere entrenamiento y voluntad. No abandones si no obtienes resultados inmediatos porque tu mente divague. Se constante en la práctica y verás cambios positivos.

Puedes adoptar una rutina para meditar, por ejemplo hacerlo cada día a la misma hora. Una hora que te resulte cómoda y no requiera esfuerzo. Yo por ejemplo medito justo antes de irme a dormir, cuando ya estoy en la cama. Te puedo asegurar que al cabo de unas semanas te sentirás más relajado, concentrado y dueño de ti mismo.