Paramahansa Yogananda: El yogui que detuvo su corazón cuando él quiso

Paramahansa Yogananda

Paramahansa Yogananda fue uno de los primeros maestros yoguis en trasladar las enseñanzas espirituales de la India a Occidente. Autor del famoso libro “Autobiografía de un Yogui”, alcanzó gran popularidad gracias a sus conferencias sobre la unión cuerpo-mente-alma. Cuando falleció en 1952 mientras hablaba en público, muchos de sus discípulos afirmaron que había decidido voluntariamente abandonar su cuerpo. ¿Es esto posible? Analicemos los fascinantes enigmas que rodean su muerte.

Un final entre ovaciones

La noche del 7 de marzo de 1952, Yogananda dictaba una conferencia sobre “El Despertar de la Conciencia Cósmica” en el Biltmore Hotel de Los Ángeles. Ante una multitud de seguidores, el popular yogui disertaba sobre cómo alcanzar la “inmortalidad” despertando una energía divina en nuestro interior, “como un loto dorado en el corazón”.

Tras pronunciar la palabra “muerte”, se llevó las manos al corazón. Una amplia sonrisa se dibujó en su rostro. Inclinó entonces la cabeza y entró en un estado de éxtasis profundo. La audiencia, acostumbrada a sus meditaciones espontáneas, no reaccionó al principio. Pero Yogananda no volvió en sí. Había dejado su cuerpo a los 59 años de edad, aparentemente por decisión propia y consciente.

Los análisis determinaron que no hubo causa fisiológica alguna para su muerte. Su corazón, sencillamente, se había detenido. Él mismo había vaticinado que moriría de un “corazón roto” por la intensidad de su amor por Dios. Sus allegados creyeron presenciar la culminación de toda una vida de búsqueda espiritual.

¿Un desenlace provocado deliberadamente?

Según varios testigos presenciales, en los 20 minutos previos al fatal desenlace no se apreció ningún signo de enfermedad en Yogananda. De hecho, dijo sentirse “profundamente emocionado” ante la “dicha” que le producía hablar de las verdades espirituales. Incluso bromeó sobre su salud con los asistentes.

Esa vitalidad previa, sumada a su avanzada maestría en técnicas de yoga como el control del latido cardíaco y la capacidad para alterar estados de conciencia, llevaron a muchos devotos a concluir que había sido capaz de provocar intencionadamente su propia muerte ignorando las barreras naturales.

Para los hindúes, solo los yoguis que alcanzan la realización completa logran decidir así el momento de abandonar su cuerpo. Y Yogananda había afirmado en varias ocasiones que ese era su deseo: demostrar que la muerte llega por elección del espíritu iluminado, no por vejez o enfermedad.

Los escépticos, en cambio, sostienen que su avanzada edad y el estrés de la gira de conferencias son explicación suficiente para el fatal desenlace.

¿Qué hay de cierto en las profecías sobre su muerte?

Además de la predicción de su “corazón roto” por amor divino, Yogananda había anunciado otros detalles sobre su final que resultaron curiosamente precisos, lo que añadió misticismo a la leyenda.

Por ejemplo, en 1947 declaró durante una entrevista que no moriría “hasta que no hubiera terminado de decir todo lo que tenía que decir”. Sus últimas palabras en la conferencia de 1952 fueron “Velen que nadie se vaya con las manos vacías”. También vaticinó que su próxima vida estaría ligada otra vez a su trabajo en Occidente, pues aún quedaba mucho por hacer.

Obviamente, para los escépticos tales predicciones son simples coincidencias que se sobreinterpretan. Pero lo cierto es que 5 años después de su muerte su organización seguía expandiéndose. Y su influencia introduciendo el yoga y la meditación en Occidente es innegable, lo que daría la razón a sus profecías.

¿Logró Yogananda vencer a la muerte?

Sea como fuere, el desenlace de Yogananda sigue envuelto en el halo de misterio propio de un maestro espiritual que dedicó su vida a vislumbrar los enigmas tras la ilusión de la materia.

Para sus devotos, no cabe duda de que abandonó conscientemente su cuerpo tras alcanzar un estado elevado de conciencia, demostrando que es posible trascender incluso el límite natural de la muerte. Se despidió así de este mundo de la forma más apropiada para un yogui que predicó incansablemente sobre el poder de la mente para transformarnos y tocarnos nuestra esencia divina interior.