¿Cómo saber si soy buena persona?

soy buena persona

La pregunta de si soy una buena persona, es algo con lo que muchos luchamos en algún momento de la vida. Ya sea por curiosidad genuina sobre nuestro carácter o por alguna situación que nos hizo cuestionarnos, determinar si poseemos bondad interior puede ser todo un desafío. 

Existen algunas pautas, que nos permiten examinar nuestras actitudes, comportamientos y valores. Con ellas obtenemos una mayor claridad al respecto.

Trato hacia los demás 

La forma en que interactuamos con las personas que nos rodean, dice mucho sobre quiénes somos. Un indicador importante es la amabilidad. Saludar, sonreír y tener expresiones de cortesía básica al cruzarnos con otros, denotan educación y empatía innata. 

Escuchar con atención, no interrumpir y mostrar interés genuino cuando alguien nos habla, también cualifica como un gesto considerado. Ofrecer ayuda desinteresada ante cualquier dificultad que observemos, manifiesta proactividad  y compasión. En cambio, ignorar a los demás, criticar sus defectos o reírse de sus equivocaciones revelan lo opuesto.

Honestidad e integridad 

Nuestras acciones, forjan nuestro carácter tan fuertemente como nuestros pensamientos. Comportarnos de una manera transparente y coherente con nuestros valores, es señal de bondad interior. Admitir errores en lugar de culpar a otros requiere valentía y humildad. 

Cumplir con plazos y compromisos, demuestra respeto por el tiempo ajeno. Renunciar a unos beneficios propios, por proteger el bien común, indica la capacidad de anteponer ética antes que conveniencia. Por el contrario, la mentira, la trampa y la evasión de responsabilidades denotan falta de integridad.

Reacciones ante la adversidad 

Las situaciones límite, sacan a relucir nuestra esencia. Podemos identificar la bondad de alguien observando cómo reacciona frente a decepciones, pérdidas dolorosas o traiciones. La ira, frustración y tristeza son respuestas normales cuando nos lastiman. 

Sin embargo, abrigar pensamientos vengativos o dañinos, va en contra de la compasión. Las buenas personas encuentran en sí mismas la fuerza para perdonar, dejar ir y desearle bien incluso a quienes los hirieron. Eso libera el alma de cargas tóxicas. Guardar rencor envenena el espíritu, por ello debemos soltarlo.

Contribuciones a la sociedad 

Quienes poseen bondad interior, sienten en algún punto el impulso de retribuir, de expandir su positivismo hacia su comunidad. Actividades como el voluntariado satisfacen esa necesidad de servir desinteresadamente. Pues todo acto de amabilidad, genera una cadena de bien. 

Defender causas significativas también canaliza nuestra energía constructivamente. Ya sea protegiendo animales, salvando ecosistemas o ayudando a grupos vulnerables, aportar nuestro granito de arena para forjar un mundo mejor muestra calidez humana. Permanecer indiferente y egocéntrico denota lo contrario.

Retroalimentación de nuestros seres cercanos 

Escuchar la opinión de terceros, nos otorga una perspectiva menos sesgada sobre cómo proyectamos nuestra personalidad al exterior. Aunque pueda incomodarnos, considerar los comentarios de nuestros seres queridos y de confianza puede brindarnos objetividad. 

Ellos suelen ser los más honestos al expresar tanto nuestros aciertos, como áreas de mejora, sin afán de herirnos. Reflexionar sobre esa retroalimentación constructiva y trabajar en nuestros puntos débiles requiere humildad pero vale la pena. Eso te ayuda a crecer.

Congruencia entre acciones y valores 

Examinarnos bajo la lupa de nuestros propios principios, también indica si realmente somos buenas personas. Todos establecemos ideales sobre cómo comportarnos según nuestra brújula moral. Algunos valores universales son la responsabilidad, justicia, respeto y cuidado por los demás. 

Si tratamos genuinamente de vivir fieles a esas convicciones éticas, allí reside la prueba de bondad. No basta con predicar. También se requiere coherencia entre discurso y acción. Ningún ser humano es perfecto, pero ese compromiso de alinearnos con el bien nos redime.