Tanatofobia: Superar el miedo a la muerte a través del Budismo y la física cuántica

tanatofobia

La muerte es quizás el mayor misterio de la existencia. Todos sabemos que es inevitable, pero pocos logramos afrontar su realidad sin angustia. Para algunos, esa angustia se transforma en tanatofobia: un terror obsesivo a morir que paraliza la vida. ¿Qué impulsa este temor? ¿Se puede superar para recuperar la serenidad? Revisemos qué es y cómo manejar esta fobia silenciosa.

La muerte como tabú

Aunque es el destino universal, en nuestra sociedad la muerte aún es un tabú. La ocultamos tras eufemismos, la confinamos a hospitales y funerarias. Rara vez hablamos de ella y mucho menos de nuestra propia mortalidad. ¿Por qué este rechazo visceral?

Quizás prefieramos enterrar esa certeza sombría que nos iguala. O no hallamos sentido a la fugacidad de la existencia. Sea como fuere, negamos aquello que nos aterra.

Orígenes de la tanatofobia

Los psiquiatras creen que la tanatofobia suele originarse en vivencias infantiles: duelos traumáticos, mensajes religiosos severos sobre el más allá, padres sobreprotectores. Con el tiempo, ese miedo latente eclosiona ante situaciones que evocan la fragilidad de la vida: una enfermedad grave, la pérdida de un conocido, catástrofes públicas.

La persona se obsesiona con su vulnerabilidad y la de sus allegados, hasta que el temor se apodera de su psiquismo. Se obsesionan por su salud, por los resultados de una analítica o de una prueba médica. Es una sensación de angustia constante ante algo que descononce. Al fin y al cabo, el padre de todos los miedos que suele sentir el ser humano, es el miedo a la muerte.

Síntomas y efectos

Algunos indicios de la tanatofobia son la evasión absoluta del tema muerte, ataques de angustia ante noticias fúnebres de famosos o catástrofes masivas, insomnio por rumiaciones hipocondríacas. En casos extremos puede derivar en trastornos alimenticios o ideas suicidas, pues la persona siente que no soporta más esa sensación de amenaza omnipresente.

Por supuesto, esta fobia persistente deteriora toda capacidad de disfrute o proyecto vital. Quien la sufre queda paralizado, como si viviera un duelo interminable. Busca desesperadamente distraerse del pensamiento tortuoso, o directamente evitar cualquier situación que le recuerde su mortalidad.

Tratamientos posibles

La terapia cognitivo-conductual suele ser el abordaje indicado. Por un lado se analizan los pensamientos catastróficos y las conductas que refuerzan el miedo. Por otro, mediante ejercicios de relajación y exposición gradual a los estímulos temidos, se busca neutralizar la ansiedad.

Algunos fármacos como antidepresivos o ansiolíticos pueden complementar el tratamiento. Pero lo esencial es que la persona elabore su actitud ante la muerte. Debe darle un sentido más pleno a su existencia actual, y prepararse interiormente para cuando llegue su hora.

Reencuadrar la muerte

Por duro que resulte, asumir la propia mortalidad es parte de vivir. Podemos considerarla no una amenaza sino el motor que impulsa a aprovechar intensamente el ahora. O contemplarla como el paso hacia otro plano de consciencia. Las tradiciones espirituales así lo creen. Quizás la muerte no sea el fin absoluto, sino un umbral. Un misterio insondable, más allá del miedo o la tristeza. Una certeza que, en última instancia, nos iguala y hermana en la fragilidad de todo cuanto vive.

Psicoterapia y ayuda: Budismo y física cuántica

El tema espiritual a veces se descarta muy rápido cuando se habla de tratamientos. Hay enfoques como el budismo, e incluso ciertas interpretaciones de la física cuántica, que podrían aportar herramientas útiles para abordar la tanatofobia.

Las personas con esta fobia tienen una sensación de separación muy grande. Sienten que su mente es algo individual que existe por sí sola dentro de su cabeza. Y que cuando mueran, esa mente se extinguirá para siempre junto con su cuerpo. Es una visión muy aterradora, la verdad.

Sin embargo, la física cuántica habla de un "entrelazamiento" entre todas las partículas del universo. Algunos especulan que esto podría indicar que en un nivel profundo, todo está interconectado de algún modo. Quizás nuestras mentes individuales son como olas en la superficie de un vasto océano de consciencia.

El budismo plantea una visión similar. Utiliza el concepto de "no-yo" para referirse a que no existimos como entes separados. Que somos parte de un todo dinámico y cambiante. Desde esta perspectiva, la muerte sería solo una transformación de un patrón a otro dentro de esa totalidad.

A día de hoy, no se pueden demostrar científicamente. Pero el punto es que ofrecen una cosmovisión alternativa a quien siente que su mente está irremediablemente condenada a extinguirse. Abren la puerta a explorar otras dimensiones de lo que somos. Y eso solo, a veces permite soltar miedos muy arraigados.