¿Cuál es la primera estrella de la noche?

primera estrella de la noche

Solemos alzar la mirada, esperando ver aparecer ese primer punto luminoso que nos indica el comienzo de la experiencia nocturna. Pero, ¿cuál es realmente la primera estrella que podemos observar, después de la puesta de sol? Esta pregunta sencilla, no tiene una respuesta única ya que intervienen diversos factores.

El brillo de Venus 

Uno de los astros más comunes en tener el título de primera estrella visible es Venus. Este planeta, conocido también como la estrella de la tarde o de la mañana, destaca por su luminosidad. Cuando las condiciones de observación son favorables, Venus emerge antes que ninguna otra estrella e incluso puede verse a simple vista aún con luz diurna. 

Esto se debe a su cercanía con respecto a la Tierra. También a que su atmósfera refleja la luz del Sol, de forma muy eficiente. Así, no es de extrañar que a menudo Venus sea la primera "estrella" perceptible, tras el crepúsculo.

La ubicación determina la visibilidad 

Evidentemente, no en todas partes del mundo la primera estrella que se divisa es Venus. La ubicación geográfica determina, qué estrellas son visibles y cuáles se ocultan bajo el horizonte. En latitudes medias del hemisferio norte, como España, las primeras estrellas suelen ser Sirio, Vega o Arturo

Sirio es la estrella más brillante del firmamento. También es una de las primeras en aparecer cuando cae la noche. Por su parte, Vega forma parte de la conocida constelación del Triángulo de Verano. Y la gigante roja Arturo se localiza en la constelación de Boyero.

El ciclo estacional 

Otro factor a tener en cuenta es la época del año. Según avanza el ciclo estacional, cambia el panorama celestial nocturno. Las constelaciones visibles van variando y, con ellas, las estrellas que podemos observar. 

En verano, por ejemplo, destacan las brillantes Sirio y Vega. Ya en otoño e invierno las protagonistas son Betelgeuse, Rigel o Capella. La primera estrella detectable se determina así en función también de la estación.

Condiciones atmosféricas 

Las condiciones meteorológicas tienen asimismo su influencia, a la hora de discernir la primera estrella. Cuando el cielo se presenta despejado y limpio, tras la puesta de sol, se pueden divisar antes incluso estrellas tenues de segunda o tercera magnitud. 

Pero si hay nubes, bruma o contaminación lumínica, se dificultará ver cualquier astro. Retrasando así su visibilidad. En esos casos, solo las estrellas más brillantes como Sirio o Vega podrían destacar entre las nubes.

El factor sorpresa 

Más allá de identificar un astro concreto, lo realmente mágico de esa primera estrella, es que siempre tiene cierto componente sorpresa. Aunque conozcamos los movimientos celestes, nunca podemos saber con total certeza cuál será la primera en mostrarse cada noche. 

Esa incertidumbre, es parte del encanto para los amantes de la observación del cielo nocturno. Y es que elevando la mirada en el momento justo siempre existe la posibilidad de que nuestros ojos, capten alguna luz fugaz inesperada.