¿Qué es la Sinestesia tacto-espejo?

sinestesia tacto espejo

Imagina que ves a alguien acariciando suavemente el brazo de otra persona. De repente, sientes en tu propio brazo una sensación fantasma, como si a ti también te estuvieran tocando. Esta experiencia tan curiosa se debe a un tipo de sinestesia llamada “de tacto-espejo”.

Consiste en percibir sensaciones táctiles cuando se observa el contacto físico hacia otros, como una forma de empatía somatosensorial. ¿Formarás parte de ese grupo selecto capaz de sentir un “roce espejismo”?

Bases de la sinestesia de tacto-espejo

La sinestesia se produce cuando hay una conexión adicional entre regiones cerebrales que procesan diferentes sentidos. En la variante de tacto-espejo, ver el tacto ajeno activa las áreas somatosensoriales, generando la sensación ilusoria de ser tocado.

Es como si al observar las cosquillas en el otro, se activaran por resonancia las neuronas espejo relacionadas. Así se reproduce internamente la sensación, aunque nadie nos toque físicamente.

Una minoría especial

Se estima que el tipo espejo de sinestesia solo está presente en el 1-2 % de la población. Por lo tanto, si perteneces a ese grupo, puedes considerarte una persona neurosensorialmente única. Tus circuitos cerebrales atesoran conexiones extra que te permiten “sentir” el roce hacia otros.

El componente genético parece poco relevante. Sí podría relacionarse con la lateralidad o con diferencias en el procesamiento hemisférico. En algunos casos parece surgir tras daño cerebral. Sea como sea, no se considera una disfunción, sino un trazo cognitivo singular.

Desventajas del tacto espejismo

Para quienes lo experimentan, la desventaja principal radica en la dificultad para distinguir a veces entre el tacto físico real y la sensación espejo desencadenada visualmente. Esto puede ocasionar confusión inicial.

También puede resultar abrumador en entornos muy “táctiles”, donde la constante observación de roces ajenos genere una sobrecarga de toques fantasma en la propia piel. Por ello, evitan situaciones como el metro en hora punta, donde el mero hecho de ver apretones les agobiaría. También evitan ver películas donde la violencia sea la protagonista, porque, claro está, no pasarían un buen rato.

Ventajas empáticas

No obstante, la mayoría lo vive de un modo positivo, como una especie de herramienta de empatía somatosensorial extra. Les permite “meterse en la piel” de los demás, sintiendo en carne propia su tacto. También lo utilizan para calmar molestias unilaterales, observando cómo se alivia al “gemelo táctil”.

Incluso en terapias de rehabilitación, mirar cómo se masajea al compañero lesionado alivia sus propias molestias. Este efecto analgésico subjetivo resulta muy interesante y aún se investiga.

Otras cualidades

Cabe destacar que el fenómeno se limita normalmente a la percepción del tacto y no se extiende al dolor. Ver una inyección no duele, aunque sí pueden notar la sensación táctil del pinchazo. Tampoco parece requerir la presencia física: observarlo en vídeo basta.

Por otro lado, el efecto espejo no siempre es bilateral. Algunos solo lo sienten en un lado del cuerpo. Otros experimentan sensaciones más intensas en la localización real que en la zona especular. También varía la nítidez: desde toques tenues hasta roces tangibles.

En definitiva, estamos ante una forma bien curiosa e inusual de sinestesia, aún por explorar en toda su complejidad. Solo un puñado de “afortunados” cuentan con este trazo cognitivo tan singular, que les permite “sentir” la piel de los otros. Si formas parte, considérate un ejemplar neurosensorial único.